El hotel está situado en el casco antiguo de Grazalema, un pequeño pueblo con encantadoras fachadas encaladas, rejas y puertas de madera, que está lleno de encanto andaluz.
El interior del hotel es blanco y neutro, en tonos oliva y cobalto, así como suelos de terracota, mármol, muebles antiguos de madera y tapices, todo lo cual lo convierte en un ambiente cálido y relajante.
Grazalema es un pueblo de montaña y una base popular para los turistas que desean visitar la Reserva Natural Sierra de Grazalema, conocida por sus escarpadas montañas de piedra caliza.